La influencia de los grandes maestros clásicos en Miró.
Mantegna. San Sebastián. Col. Louvre,
¿Qué maestros y movimientos
anteriores a las vanguardias influyen primero en Miró, desde la iconografía más
tradicional y reconocible hasta el colorido o el dibujo, y en cuanto a las ideas
de la vanguardia, el compromiso, la transgresión? La lista es inmensa. Entre los
clásicos tenemos a los primitivos flamencos, renacentistas como Mantegna y Rafael,
barrocos tardíos como Goya, neoclásicos como David e Ingres, el realista Courbet,
figuras independientes como Corot y Manet, los impresionistas y posimpresionistas,
Van Gogh y Cézanne, los fauves y los
cubistas, los futuristas... Me centraré en unos pocos, aunque significativos. Miró
nunca los copia o imita servilmente, pues comparte el parecer de Cézanne, que alerta
de ‹‹¡Cuidado con el maestro influyente!›› o de Matisse, que en sus últimos años
advertía a los jóvenes: ‹‹Cuando se imita a un maestro, la técnica del maestro estrangula
al imitador y forma a su alrededor una barrera que lo paraliza.›› [Paul Cézanne para la primera cita. Henri Matisse para
la segunda, en una declaración h. 1954. cit. Foster; Krauss; Bois; Buchloh.
Arte desde 1900. 2006 (2004): 70.] Al respecto, Beaumelle (2004) proclama la agresividad
de nuestro artista: ‹‹Miró fréquente assidûment les musées comme le Louvre, puis
le Prado, non comme Picasso pour s’approprier d’autres vocabulaires picturaux,
mais au contraire pour les renverser, les pulvériser.›› [Vaissare-Vidalinc, Marie-Jo. Joan Miró ou la naissance du monde.
Entretien avec Agnès de la Beaumelle, en AA.VV. Miró. Exposition au Centre Pompidou. “Dossier
de l’Art”, hors-série. 2004: 11.]
Miró y los grandes maestros clásicos.
Es particularmente interesante la cuestión de la apropiación por las vanguardias
de los estilos y de las obras de los grandes artistas clásicos. Y se puede adelantar
que si Miró encontró un campo especial éste fue el de la pintura flamenca y holandesa,
tratado aparte.
Hay un amplio y diverso elenco de grandes maestros clásicos: Mantegna,
Rafael, El Greco, Velázquez, Zurbarán, Poussin, David, Ingres, Corot…
Sin duda conoció sus
obras relativamente pronto, en la Academia Galí, donde se discutía a menudo de
los clásicos, y los tenía como referencia en su pintura de los años 10, pero el
impacto más profundo llegó a partir de sus estancias parisinas en los años 20,
donde podía acudir a menudo al Louvre, la catedral del clasicismo, donde admira
en especial a tres pintores clásicos por excelencia, Rafael, David e Ingres. Y
también aprende en otros museos, tardíamente en el Prado, que despierta un sentimiento
ambivalente en él, como cuando declara a Ràfols en 1928: ‹‹El Museo del Prado, como el
del Louvre, me parecen viejos libros de biblioteca, sin humanidad.›› [Ràfols, J.F. Declaraciones de Miró. Joan Miró en Madrid. “La Gaceta Literaria”, Madrid,
año 2, nº 37 (1-VII-1928) 6.]
Pero cambia con el
paso de los años, como cuando le cuenta a Del Arco en 1951 que conoce a fondo el Museo del Prado,
con maestros (e incluye entre ellos sin más a Matisse) que considera grandes pintores
sobrepasados por el tiempo, pero que aún hoy merecen una enorme admiración, puesto
que su pintura está viva: ‹‹Cuando produce un choque; lo produjo Velázquez,
Goya, El Greco, Matisse... Un gran pintor se limita a entreabrir una puerta y
luego viene gente más mediocre que él y empuja y crea una escuela››. [Del Arco,
Manuel. Entrevista a Miró. Joan Miró. “Destino” (III-1951) 6-7. Col.
FPJM, v. III, p. 170-171.] Añadirá en sus viajes más museos: Ámsterdam (el Rijksmuseum),
Londres (la National Gallery y la Tate Gallery), Nueva York (el MET y el MOMA),
Roma (los Museos Vaticanos, la Galleria d’Arte Moderna)…
Volviendo a Rafael,
David e Ingres, los tres, más la recuperación del clasicismo grecorromano, Giotto,
Poussin..., todos ellos mediterráneos, enlazan con el noucentismo catalán y con
el “retorno al orden” —de la expresión “vuelta al orden” o “llamada al orden”, rappel
à l’ordre, acuñada por Jean Cocteau después de la Gran Guerra— clásico o neoclásico
de los cubistas, todos menos Léger, visible ya en 1914 y durante los años bélicos,
y mucho más en la posguerra, desde 1919 y a lo largo de los años 20.
Sobre la relación del arte moderno con los
clásicos destaco la muestra *<Antiguitat-modernitat en l’art del segle
XIX>. Barcelona. FJM (13 diciembre 1990-10 febrero 1991). 120 obras de
62 artistas: Miró —el aguafuerte Dafne i Cloe (1933), y la portada de la
revista “Minotaure”, con un collage de La source de Ingres—, Chirico, Picasso,
Ernst, Duchamp, Kounellis... Cat. Textos de Gladys Fabre... 361 pp.
Al respecto, Carmona
(1993) considera incluso que Miró fue el primer vanguardista español (se sobreentiende
que el autor no incluye a Picasso y Gris porque los sitúa en el foco francés) en
“volver al orden”: ‹‹(...) la peculiar recepción española del “retorno al orden”
se encuentra detrás de experiencias vividas de forma personal. No hay
que olvidar, por ejemplo, que Miró, entre 1919 y 1922, fue el primero en plantear,
aunque con un código figurativo peculiar, el encuentro con lo objetivo. (...)››
[Carmona. Itinerarios del Arte Nuevo (1910-1936).
*<Ismos. Arte de vanguardia (1910-1936) en España>. Madrid. Guillermo
de Osma Galería (1993): 18.]
Miró buscará un clasicismo
actualizable, entroncado con los hallazgos de Cézanne y de Picasso, en un camino
en el que el impulso es la fuerza de la naturaleza más prístina. Como siente
Miguel Ángel y dice Durero, “El arte está en la naturaleza, de allí hay que
extraerlo”. En 1920 la influencia del foco parisino le lleva al estudio más íntimo
de las vanguardias, pero con atención a las raíces más clásicas, hasta que un par
de años después, como expresa Miró en 1922 en una carta a Tual, Picasso ha sustituido
a Rafael e Ingres como su primer referente: ‹‹Vous connaissez dejà mes idées en Art.
Le mot classique vous savez
bien que je ne l’accorde pas à ces malhrereux qui voient seulement la couche
extérieure du classicisme... combine, etc. / Moins encore à ces messieurs de la
sagesse, synonyme d’imbécilité. Une bonne toile cubiste de Picasso est si
classique de Raphaël et se tient bien à son côté.›› [Carta de Miró a Roland Tual, en París. Mont-roig (31-VII-1922). Reprod.
Tual, D. Le Temps dévoré.
Fayard. París. 1980: 105-106, 203, completa en francés. / Rowell. Joan Miró. Selected Writings and Interviews. 1986: 80. / Rowell.
Joan Miró. Écrits et entretiens. 1995:
92. / Rowell. Joan Miró. Escritos y conversaciones. 2002: 133.]
Fra Angélico. Retablo La Coronación de la Virgen. Col. Louvre.
Henri Matisse.
Miró explicará mucho
después (1981) sobre su pasión por los grandes maestros (el elenco lo completa
con holandeses, italianos, Matisse...):
‹‹Me interesó conocer
los museos de pintura holandesa [se refiere a París en 1920-1921, no a su viaje a
Holanda en 1928]. En aquella época deseaba descubrir, enfrentarme a la obra de
los maestros. En París, por la mañana iba al Louvre y por la tarde, a las galerías.
Los que más me atraían entonces eran los italianos. Admiraba más el espíritu
que encerraban sus telas que la perfección con que pintaban. Fra Angélico me causó
un impacto profundo porque era con mucho el más puro de todos. ¡Qué pureza la
de sus colores! Fra Angélico no era un artista ni un intelectual: ante todo era
un hombre de fe, de muchísima fe. El mismo afirmó que cuando trabajaba su mano
la guiaban los ¡ángeles! Y Matisse, a quien yo siempre he admirado mucho, confesó
en su libro Ecrits sur art que se limitaba a dejar hacer su mano.
(...)›› [Permanyer, Lluís. Entrevista a Miró.
El arte ha de volver a la pureza de sus orígenes. (Fechable entre mayo y
diciembre, 1981). Sirvió de prólogo de Historia del Arte, ed. Carroggio.]
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